sábado, 6 de febrero de 2010

Campanella: "Soy bastante escéptico"


Clarin.com: "Ahora que la película está nominada, ¿cuándo estrenás en los EE.UU.?
Acá, en abril. Sony -que también distribuye El secreto...- estrenó rápido El hijo de la novia, pegado a la entrega del Oscar, y no consiguieron los mejores cines. La película tiene muy buena crítica, si gana, mejor, pero con la nominación piensan que es suficiente para armar una buena campaña.

¿Viste alguna de las candidatas?

No, es que no tuve oportunidad. Lo que me gusta de todo esto es que muchos hablan como si supieran todo, decían que no iban a nominar a dos latinoamericanas -entró la peruana La teta asustada, ver Las cuatro extranjeras...-, o que Sony tenía que hacer lobby, y ya ves. La única estrategia fue la misma que con El hijo...: no hacer nada. Sólo lograr que los miembros vean la película en las proyecciones de la Academia, para que la voten. No mandamos DVDs a nadie. Es que no se guían por modas ni por los premios que obtuvieron. La israelí nominada no tiene trayectoria, acá no la conocía nadie. No se guían porque políticamente conviene, o "ésta viene con premios". Les importa nada lo que piensan los festivales, los críticos y el resto del mundo. Votan lo que les gusta.

¿Tenés alguna cábala?

No, cábala no tengo ninguna. Estoy acá con Ceci y Fede (su hijo, de 2 años y diez meses), que está divino, y podrido. Pobrecito, quiere volver a casa. Pero yo no podría estar acá sino estuvieran ellos conmigo.


Y si llegás a ganar, ¿qué pasa?

Realmente tengo bastante escepticismo. Estaba muy ansioso, quería estar nominado, no espero ahora ganarlo. El objetivo que quería era ése. Mi cábala tal vez sea no esperar nada. Hay películas que vienen pisando muy fuerte, la favorita es La cinta blanca, pero en el Oscar cualquier cosa puede pasar. Fijate el año pasado, la japonesa (Final de partida) llegó como el matungo de la carrera, y ganó.


Lo mismo pasó en 2002, cuando te ganó "El último día".

Y hasta pocos días antes de la entrega decían que que la favorita era Amélie... Hay que esperar.
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