Javier Ocaña en "El País": "Hace apenas unos minutos, este humilde cronista ha presenciado la más sublime fusión entre danza y poesía que jamás...", teclea en su máquina de escribir el crítico de danza de un gran periódico chileno, inmerso en la ficción de El baile de la victoria, la nueva película de Fernando Trueba, alejado de la ficción desde hace siete años, desde El embrujo de Shanghai. Este otro cronista, sin embargo, no va a poder escribir nada semejante a pesar de que las intenciones de Trueba parecen ir en esa misma onda de fundir artes, de unir poesía y cine, de romper con los códigos del melodrama y de la puesta en escena, de lanzarse al mar de los sentimientos, quizá sin flotador. (...) El baile de la victoria apela a las emociones, pero casi nunca llega a encontrarlas. (...) ¿Demasiadas cosas en una misma película? Nunca es demasiado si todo, mucho o bastante acaban funcionando. Aquí no. Trueba, que en otro tiempo logró películas hermosas, medidas dentro de un orden, intenta imponer su sello, que se note la presencia del director, en demasiadas secuencias: zooms a destiempo, reiteraciones de texto (las apariciones del enano en los flash-backs), la innecesaria verbalización de los pensamientos en off de Ricardo Darín y Ariadna Gil en la secuencia de su reencuentro... Este crítico sólo recuerda una aportación que le conmoviera en toda la película: la ilustración de los fotomatones de los padres asesinados.
Cuando no se añaden elementos artísticos y técnicos llamativos a una puesta en escena, se puede ser simplemente clásico, incluso plúmbeo o seco. También se puede caer en el convencionalismo o en el academicismo, pero normalmente no se resta. Cuando se intenta sumar todo el tiempo con aportaciones de autor, pero éstas no añaden valores, se termina restando. Es el riesgo. Y entonces la película, a pesar de otro gran trabajo de Darín, capaz de hacer verosímil cualquier frase, se desmorona poco a poco."
E. Rodríguez Marchante en ABC: " La intuición de Trueba vio posibilidades cinematográficas en la novela del chileno Skármeta y asumió, se supone, los riesgos de meterle imágenes a una historia en la que lo lírico pretende devorar literalmente lo real, creíble y admisible; pero que, al tiempo, pretende también lo contrario, que lo social, lo concreto, lo auténtico adorne el floreo metafórico de su historia. Poner de acuerdo, entonar, los diversos estados de ánimo de cualquier historia (vida), extraordinaria o común, es el sueño de todo narrador: que matrimonien lo cómico y lo dramático, lo duro y lo blando, y Trueba extrema aún más su pretensión, pues las tres vidas (historias) que cruza aspiran a que convivan en ellas imbarajables como la pantomima y el cine negro. (...) No es que Trueba necesitara buen pulso, es que hubiera sido preciso el equipo de cirujanos del Memorial Sloan Kettering Center de Nueva York para que estos costurones narrativos no dejaran cicatriz.
Sin lograr sobreponerse a su gran escollo, que es su difícil encaje con lo verosímil y su exhibicionismo sentimental, la película de Trueba logra enjaular momentos de notable intensidad, especialmente entre ellos dos, Darín y Ayala, que se hacen comprensibles y entrañables en su relación de maestro y alumno, y también algún que otro instante de lírica subida, con la peculiar Miranda Bodenhöfer entregada al baile y a encarnar un forzado anhelo de justicia poética."
1 comentarios:
Aunque no son unos premios de Cine como tal ya que reconocen también otros campos como la música y la moda, pero me acabo de enterar de que en los Bambi Awards alemanes han premiado a Kate Winslet y a Cristoph Waltz como Mejores Actores Internacionales por The Reader e Ingllrious Basterds respectivamente. Felicidades a los dos, sobre todo a la grandísima Winslet :D
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