Michael Moore ha vuelto. Ayer, uno de los cineastas más polémicos de la actualidad presentó en Venecia "Capitalism: a love story". Para él, fue un gran honor presentar su film en el festival más antiguo del mundo, según publicó en
su web. Y las críticas le han acompañado, ya que el film obtuvo una calurosa acogida.
Según Variety,
"Al regresar a sus raíces, la última película de Michael Moore, "Capitalism: a love story", se ha convertido en uno de sus mejores films. La cinta se encara ahora con la banca, culpándoles de la grave crisis económica que está sufriendo el planeta. Dicho esto, hay todavía suficiente material en la película para molestar al ala derecha, así como aquellos que no acaban de comulgar con la forma de expresarse de Moore. La película ha recibido una mayoría de aplausos en Venecia. Moore es una presencia muy visible en la pantalla en todo momento, algo que sus detractores le critican como auto-indulgente. Lamentablemente, por otra parte, Moore se esfuerza tanto en manipular las emociones de los espectadores con fotos de niños que lloran que pueden resultar agobiantes y poco creíbles. Es sentimentalismo barato."En
incontention.com le dan tres estrellas (de cuatro) y aunque su análisis es menos reflexivo destacan que
"`Capitalism: a love story" es, visual y rítmicamente, el trabajo más aburrido de Michael Moore hasta la fecha, con una segunda parte que es básicamente un desfile de cabezas parlantes. Sin embargo la película contiene tanta información y es ofrecida de una forma tan directa que es imposible no sentirla". Luis Martínes en elmundo.es dice:
Por supuesto que la película es banal, evidente, melodramática, simple, condescendiente consigo misma... Pero, ¿es esto malo? ¿realmente importa? Moore se defiende: "Soy consciente de ser la persona de izquierdas con más audiencia en mi país. No me puedo permitir el lujo de aburrir a alguien que contrata una canguro un viernes por la tarde para el cine. Quiero entretener, emocionar... ¿Es esto malo?", repite. Pues va a ser que no. 'Capitalism: a love story' entretiene (bastante), emociona (sólo a ratos) y, como toca, arroja un cóctel molotov al patio de butacas. Otra cosa es si se inflama o no. La cinta, para entendernos, no es peor ni mejor que 'Fahrenheit 9/11' o 'Sicko'. Sin embargo, la primera inició un fuego (todos, incluido el glorioso cine español, contra Bush) y la segunda, sobre el sistema de salud americano, entró en coma un segundo después de su estreno. ¿Por qué? La respuesta está en el aire o, si se prefiere, en la oportunidad de su salida a la luz. De otro modo, y como corresponde a un panfleto, tiene fecha de caducidad; vive de la polémica del momento, y, reconozcámoslo, con la que está cayendo, es cuanto menos oportuno acercarse a cotillear. Es cierto que cansa el protagonismo a machamartillo del propio Moore; es verdad que no se soportan los discursos lacrimógenos de Moore, pero, y esto, quizá, es lo relevante, no es menos evidente que lo que pasa (aquí la crisis) no tiene nombre. Y no es culpa de Moore ¿Por qué recriminar a Moore lo que se aplaude o consiente a otros (el 100% de los políticos en activo y el 99,9% de los economistas contratados por las tertulias)? ¿Son acaso menos demagogos o torpes estos últimos?Veremos si Michael Moore logra que un film documental pueda estar entre las finalistas a mejor película.
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