Para comenzar a entender al director Lee Daniels, puedes empezar observando de cerca la sala del maltrecho apartamento de Harlem donde Claireece "Precious" Jones vive su angustiosa vida en "Precious". Ése es el mismo apartamento del oeste de Filadelfia en el que Daniels creció. El tejido de las paredes es el mismo, el sofá gastado es una réplica, una foto enmarcada de su difunto padre cuelga en la pared, y los recuerdos, los que se niegan a dejarlo solo, se quedan esperando en la escalera.
Ahora, con el poderoso sello de Oprah Winfrey y Tyler Perry, "Precious" tendrá su fiesta de presentación en el Festival Internacional de Toronto el domingo por la noche, antes de estrenarse en noviembre en todo el país. Ésta será la película que dividirá la carrera en un antes y un después, porque ahora ya se ha convertido en una gran promesa y las expectativas que se han creado en torno a él son muy altas.
"Precious" se atreve a abrir una ventana a un mundo que nunca la mayoría de nosotros conocemos, y no puedes engañarte pensando que no existe. Este lugar, donde las mujeres y los niños son golpeados verbal y físicamente, donde la vida es desechable, es uno que Daniels conoce bien. Su necesidad de examinar el efecto de ondulación de esas experiencias no es nada nuevo.
"Hay algo sobre las mujeres... Lo siento por las injusticias", dice. Esos sentimientos parten de su madre, Clara. "Amo a mi
madre, cuidar de ella" También su padre, William, que murió cuando Daniels tenía "doce o trece años, no recuerdo". El padre representa una infancia robada para Daniels.
De repente, Daniel mira al pasado, al origen de la película cuando aún ni siquiera se había escrito la novela en la cual se basa. "Cuando pienso en ella, sobre por qué hice esta película, que tiene mucho que ver con mi juventud, veo a esa chica que vino a mi casa a las 3 de la tarde de un verano cuando tenía 11 años, ", dice. "Pero también tiene que ver con la comida que estaba comiendo, la carne de cerdo, el Chitlins, las cucarachas en las paredes, los ratones a los que tirábamos pan, es una combinación de todo lo que era eso".
La chica tenía 7 años.
Daniels se acuerda abrir la puerta de su apartamento oeste de Filadelfia para encontrar a esta niña con sobrepeso, desnuda, llorando, tratando de cubrirse con las manos las ronchas sangrienta de su espalda y los brazos atados por un cable eléctrico. Las palabras fueron profundas: "Mamá me pega". "Recuerdo ver a mi madre de rodillas en la esquina orando, y me hizo pensar, '¿Dónde está Dios?"" dice Daniels.
Cuando, años más tarde, leyó "Push", las imágenes del suceso retornaron a su mente. "El libro evoca los mismos sentimientos - Yo podía sentir todo aquello de nuevo"
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