sábado, 17 de octubre de 2009

'In Memoriam'. Montgomery Clift

Montgomery Clift venía al mundo tal día como hoy pero de 1920 en Omaha (Nebraska). Llamado a ser uno de los grandes iconos de la Edad de Oro de Hollywood, a la altura de James Dean, Paul Newman o Marlon Brando.

Formado en Broadway, debutó en la gran pantalla nada menos que en el clásico western Río Rojo (1948), de Howard Hawks, con John Wayne y Walter Brennan, actores ultraconservadores que mantuvieron las distancias con el novato, abiertamente bisexual.
Ese mismo año, tuvo su primer papel protagonista en Los Ángeles Perdidos, de Fred Zinnemann, que le valió la primera de las cuatro nominaciones al Oscar que llegó a obtener a lo largo de su carrera, pero sin premio final.

Ante la rudeza de Wayne o Bogart, Clift ofrecerá un nuevo prototipo de actor: sensible, perturbador, atractivo y melancólico, imagen que consagró en su siguiente título, La heredera (1949), de William Wyler, co-protagonizada con Olivia de Havilland.

Con la entrada en la década de los 50, 'Monty' se convertirá en una estrella en toda regla, formando mítica pareja cinematográfica con Elizabeth Taylor, a la que le unirá una gran amistad, hasta en tres ocasiones: Un Lugar en el Sol (1951), de George Stevens; El Árbol de la Vida (1957), de Edward Dmytryk; y De Repente, el Último Verano (1959), de Joseph L. Mankiewicz.

Con Un Lugar en el Sol recibirá su 2ª nominación, siendo nominado dos años más tarde por su actuación en la obra maestra De Aquí a la Eternidad (1953), 2ª ocasión que se ponía bajo las órdenes de Fred Zinnemann y 3ª opción al ansiado Oscar.

Yo Confieso, de Alfred Hitchcock y Estación Termini, de Vittorio De Sica, ambas también de 1953, fueron sus últimos trabajos antes del tristemente conocido accidente de circulación que el actor sufrió en 1956 y que le desfiguró el rostro, sometiéndole a una serie de operaciones de cirugía estética que le hundieron en una espiral de autodestrucción, pudiendo recuperar su carrera protagonizando (aparte de los ya citados) El Baile de los Malditos (1958), de Edward Dmytrik, un auténtico cara a cara con Marlon Brando; Río Salvaje (1960), de Elia Kazan, junto a Lee Remick; Vidas Rebeldes (1961), de John Huston (la última película de Clark Gable y Marilyn Monroe); y el biopic Freud (1962), también de Huston. Con su breve aparición en la genial ¿Vencedores o Vencidos? (1961), de Stanley Kramer, consiguió su última nominación a la estatuilla, esta vez, como Mejor Actor de Reparto.

Alejado, paulatinamente, de los escenarios, Clift fue buscando refugio en las adicciones y el aislamiento en Nueva York, falleciendo de un ataque al corazón el 23 de Julio de 1966, con apenas 45 años, estrenándose sólo unos meses más tarde la que fue su última película, El Delator (1966), de Raoul Lévy.

Referente indiscutible del cine del siglo XX, Monty siempre estará en nuestro recuerdo.

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